4 mar 2012

Un sarcófago excepcional en San Fructuoso de Lamiña


Sarcógafo de San Fructuoso de Lamiña (Dibujo: E. Van den Eynde)
Es una de las más destacadas obras del arte medieval que se conserva en Cantabria, y probablemente una de las menos conocidas. Aunque merecería un lugar protagonista en un museo, está custodiado en una pequeña ermita rural en la que cada mes de septiembre se honra al monje lusitano San Fructuoso, en la aldea de Lamiña (Ruente).

Ermita de San Fructuoso de Lamiña




En el interior de la ermita se conserva un sarcófago decorado completo, con caja rectangular alta y estrecha, y cubierta de sección trapezoidal. Los extremos de la cubierta tienen sendas protuberancias circulares que quizá servían para facilitar el movimiento de la tapa. Está profusamente decorado en todas sus superficies visibles. En los pies tiene una cruz procesional de tipo asturiano, y en la cabecera dos bandas horizontales con cuadrados de lados curvos inscritos en circunferencias. Una banda con este mismo motivo aparece en los laterales de la caja, superpuesta en un lado e infrapuesta en el otro a otra banda de esvásticas de cinco radios inscritas en circunferencias, y en uno de los laterales de la cubierta. El otro lateral de la cubierta está decorado con una banda de rosetas tetrapétalas inscritas en círculos. La parte superior está dividida en cuatro campos longitudinales, separados por baquetones con sogueado y decorados también con motivos inscritos en círculos. Fue estudiado por M. Ealo de Sá, que ya lo puso en relación con el arte prerrománico asturiano del siglo IX. 
Sarcófago de San Fructuoso de Lamiña (Foto: L. Mantecón Callejo)
En 1985 se realizó una excavación arqueológica al pie de la fachada este de la ermita, un sondeo cerca del pórtico y una cata en el interior de la ermita, con objeto de localizar el antiguo edificio del monasterio mencionado por las fuentes escritas del siglo X. La excavación realizada en el exterior permitió documentar nueve tumbas de lajas. Un carbón recuperado dentro de una de las tumbas fue datado por radiocarbono en torno a la primera mitad del siglo IX. En el sondeo realizado frente al pórtico apareció un muro que sus descubridores han puesto en relación con el antiguo monasterio. Aparecieron además fragmentos de cerámica altomedieval. En el interior de la ermita se conservan algunos restos arquitectónicos prerrománicos.

Constituye sin duda el ejemplo más relevante del arte prerrománico de estilo asturiano de la región y probablemente es el sarcófago más ricamente decorado de este estilo que ha llegado hasta nosotros, con muy pocos o ningún otro ejemplar semejante que se le pueda comparar.

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